miércoles, 7 de noviembre de 2012

El otro lado de las manos vacías

Por: Eric Orbe




Existen innumerables situaciones en la vida que nos hacen madurar como personas, pero muchas de ellas no tienen que ver con nuestro carácter. En la búsqueda del mejoramiento de dicha parte de los humanos, existe un arte marcial que nos puede ayudar a perfeccionar el mismo. El Karate – do, que traducido al español quiere decir “el camino de las manos vacías”, es un arte que enseña una ruta que los practicantes de este tienen que recorrer, pero en realidad ¿Qué envuelve esta filosofía? o ¿Qué espera de las personas?.
La parte fundamental del karate el “do”, es la parte filosófica, la parte de donde un karateca saca lo mejor de si, la parte interior de una persona, es decir la parte que más importa.

Cuando las personas escuchan karateca, lo primero que piensan es, esta persona debe de pelear bien o no me voy a meter con él porque voy a salir perdiendo, pero es por ignorancia de la sociedad en la que crecimos, ya que no conocen los principios tan complejos y correctos que encierra la filosofía japonesa, de donde viene este arte marcial.
Nos damos cuenta de esto muy claramente en la cotidianidad de los ecuatorianos, cuando conducimos y por alguna razón hicimos una mala maniobra en la que otro conductor pudo salir afectado, recibiendo gestos muy obscenos de parte de dicho individuo o cuando estamos en un partido de futbol de barrio y por alguna razón estiramos un poco más el pie de lo que debíamos, claro sin mala intención y el contrario empieza una riña que cualquier persona normal ecuatoriana obviamente respondería y a veces envolviendo en estas, este arte marcial con frases como, ¡cuidado que soy karateca! o más claramente expresada esta teoría en la canción Cowboy de la banda ecuatoriana Rocola Bacalao, en la que existe una estrofa muy graciosa que habla precisamente de esto.
Quiero resaltar que un karateca nunca es agresivo, por el contrario es muy sereno y amigable, siempre busca la humildad en todo sentido y todo esto tiene siempre que ir de la mano con la disciplina, a través de la cual se desarrolla todo.
El perfeccionamiento del carácter es parte del código de conducta del karate, este busca mejorar nuestra forma de recibir provocaciones, para que en lugar de reaccionar de una manera poco cercana a lo que un humano hiciera, nos haga buscar la mejor solución a una pelea, que sería, ganar sin pelear y más bien solucionar los problemas con palabras.

“El Karate no se mide en un kumite o combate, el karate se demuestra con el resultado en formar personas de bien que aporten a una sociedad”. Sensei Boris Bourgeat  

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