En la hermosa ciudad de Quito, donde el cielo
es azul en las mañanas y en las tardes puedes observar el atardecer de una
película de Disney, puedo decir que esta enferma, sus arterias están saturadas
de colesterol, que hasta podría llamarse una enfermedad de coronaria, que ha
sido transmitida a toda célula del cuerpo, como un tipo de cáncer.
Me refiero específicamente al trafico de la
ciudad, el mismo que soluciones como el pico y placa, reglamentaciones de
velocidad, o repavimentaciones tan cercanas a la elección del alcalde, nos
hacen olvidar uno de los problemas más graves que tenemos los conductores.
Cuando nos topamos en nuestro camino con personas que manejan a mayor velocidad
que nosotros, que se nos cruzan hacen que perdamos la paciencia, que nos
fastidie el llamado “vivo”, y a la vez perdemos nuestra tranquilidad, nuestra
etiqueta de buen ciudadano, perdemos la cortesía y amabilidad al volante. Así
es como ayudamos a nuestra ciudad a estar más enferma cada día, siendo nosotros
el colesterol que endurece las arterias, entorpece el tránsito de sus células a
su destino.
La enfermedad que azota a mi ciudad, no es una
enfermedad cualquiera, es una enfermedad que llega hasta las células de la
misma, no importa en que lugar te encuentres, no importa como te movilices
tarde o temprano despierta el virus en tu ser y se propaga a lo largo de la
ciudad. La cura mas simple de esto, que a su vez va perdiendo su efecto es
“levantarse mas temprano, y salir mas tarde”.
Puedo decir que la única manera en que nosotros
como células, actuando como un mismo ente, actuando en la misma conciencia del
bien común, podríamos dejar de lado el egoísmo, el irrespeto a las zonas
establecidas para peatones, respetando las leyes sin necesidad de que este un
uniformado frente a nosotros, exigiendo a el conductor del transporte que nos
moviliza a cumplir las normas, yo quiero empezar con el tratamiento de cura de
mi ciudad, es un tratamiento lento y doloroso, que empieza con una pequeña
célula, que con el tiempo formara el anticuerpo para quitar el colesterol y
devolverle la vida de la hermosa capital del Ecuador.
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